La
artroscopia
es una cirugía de mínima invasión, que se caracteriza por la introducción, mediante pequeñas incisiones, de una cámara que permite visualizar toda la articulación. Generalmente, se utiliza
anestesia local para este procedimiento.
Con esta técnica se obtienen mejores soluciones de maniobra y visualización que una cirugía abierta. Además, las complicaciones son mínimas y la recuperación es rápida.
La
artroscopia
al ser una cirugía de mínima invasión ofrece múltiples beneficios. Es útil para intervenciones en articulaciones como
rodilla,
hombro,
cadera,
codo,
tobillo,
meniscos,
ligamentos cruzados o
muñeca.
Una de las principales ventajas de la artroscopia es que solo se necesitan de incisiones pequeñas, por lo tanto, la estancia hospitalaria es menor y la recuperación es muy rápida.
La mayoría de los pacientes intervenidos pueden abandonar hospital el mismo día de la cirugía. Además, las pequeñas incisiones ofrecen un mejor resultado estético, sobre todo ciertas zonas del cuerpo.